La adicción es una enfermedad crónica que se desarrolla gradualmente permitiendo al sujeto de la adicción ir realizando ajustes momentáneos a la enfermedad y volviéndolos capaces de continuar funcionando aún enfermos.
El adicto es una persona que no está consciente de estar compensando y adaptándose a la enfermedad y que, por lo tanto, durante un tiempo será incapaz de tomar consciencia de la toxicidad de su comportamiento para su salud y calidad de vida.
Las adicciones en tanto hábitos compulsivos, constituyen conductas altamente riesgosas para la salud en la medida en que:
Una adicción remite a pérdida de control de sí y dependencia
Estamos en presencia de una adicción cuando la conducta de una persona la conduce a una dependencia de un objeto (ej., el cigarrillo) o actividad (Ej., el juego).
Esta dependencia provoca la reducción gradual del abanico de intereses del sujeto y como consecuencia de sus obligaciones.
Finalmente este tipo de comportamiento toma toda su vida: se vuelve su vida
Características de la conducta adictiva
Gossop y Grant (1990) han definido a la adicción a partir de los siguientes elementos:
1. un sentimiento de compulsión para realizar una determinada conducta.
2. la capacidad deteriorada para controlar la conducta (tanto en su origen, sostenimiento como en su desarrollo).
3. fuerte malestar y alteración emocional cuando la conducta es impedida o se la abandona.
4. la persistencia en la conducta a pesar de la evidencia de su nocividad para el sujeto.
El rasgo principal de la conducta adictiva es su capacidad para generar en la persona adicta la sensación de bienestar y gratificación inmediata.
En este sentido, simulan aliviar el malestar psicológico que puede producir el estrés, la angustia, la ansiedad y otras emociones negativas, transformándose en un estilo negativo de afrontamiento de dichas emociones.
Por esta misma característica, es que este tipo de conductas producen una dependenciaque lleva a la persona al fin contrario que quería lograr, cada vez se necesita mayores intensidades para experimentar la sensación de gratificación. De este modo, lo que en principio parecía una conducta de afrontamiento, de adaptación a las situaciones en las que se está inmerso, termina por estructurarse como un comportamiento desadaptativo y autodestructivo.
Cualquier conducta adictiva, al evolucionar, provoca un deterioro progresivo del sujeto, ya sea, y muy especialmente, en su salud física y psíquica en general, como, al interferir en su vida cotidiana: en sus relaciones con los demás y en la realización de sus tareas habituales.
Uno de los rasgos principales de la conducta adictiva es la pérdida del control. Esta pérdida del control se caracteriza por episodios compulsivos que implican una importante inversión de los recursos del sujeto. Su energía y su tiempo, básicamente, se ven controlados .por su hábito y paulatinamente este control se extenderá a todas las áreas de su vida deteriorando su calidad.
El otro rasgo a tener muy en cuenta es la continuidad del hábito a pesar del daño que éste ocasiona en el sujeto. Esta es una señal característica de la adicción y cuando se presenta es un marcador importante para diagnosticarla.
Puede decirse que:
Existe una suerte de negación que impide al sujeto tomar plena conciencia de las consecuencias de su conducta para su salud y calidad de vida
A lo largo del desarrollo de la conducta adictiva también existen otras señales que pueden presentarse en diferente intensidad y según la singularidad de la evolución.
Entre ellas encontramos:
Comportamientos secundarios, —adquiridos durante el proceso adictivo—que relacionan al adicto con el objeto de su adicción provocando el deseo (ej. situaciones relacionadas con el hábito).
Un conjunto de distorsiones cognitivas que facilitan el proceso adictivo y separan al sujeto de la realidad de su comportamiento adictivo.
Un proceso de memoria selectiva automática que funciona como autoengaño enfocada en la sensación de gratificación inmediata de la conducta pero no en sus consecuencias negativas.
Causas de la conducta adictiva y clasificación de adicciones
Las causas de una adicción pueden ser múltiples.
A su vez pueden interactuar de modo complejo para producir la conducta adictiva tanto en su predisposición como en su desencadenamiento donde se unen con el objeto de adicción.
Entre los factores que llevan a la adicción pueden mencionarse:
- Biológicos
- Familiares (genéticos y culturales)
- De personalidad
- Socio-culturales
En cuanto a la clasificación, en algunos casos dos o más conductas adictivas pueden coexistir o, más simplemente, las adicciones no se presentan con una diferenciación clara.
Por otro lado también puede darse el caso que una persona sustituya una adicción que lo afecta desarrollando otra adicción. (Por ejemplo el reemplazo del cigarrillo por golosinas).
No obstante, en términos generales podemos clasificar las adicciones por el consumo o por la conducta.
De este modo organizaríamos el siguiente cuadro:
Algunos autores reconocen también un tercer grupo compuesto por adicciones a relaciones que impiden a los sujetos afectados establecer y mantener relaciones constructivas con otras personas.
Los factores de personalidad y la conducta adictiva
Caracterizar al adicto es fundamental para basar una intervención psicoterapéutica. Por esto se vuelve necesario conformar un perfil que incluya los principales rasgos de su personalidad asociados a su comportamiento adictivo.
Hasta ahora ninguna investigación ha podido ser concluyente sobre la existencia de una "personalidad adictiva". Por su parte la experiencia clínica presenta dos evidencias que no son contradictorias:
1. existen adictos con diversos tipos de personalidad
2. existen factores de personalidad que juegan un rol en el desarrollo de la adicción
En términos generales merecen señalarse los siguientes rasgos de personalidad que solemos encontrar en personas adictas:
- Tendencia a aislarse socialmente básicamente por tener pobres habilidades sociales. El objeto de su adicción funciona como un sustituto y compensación.- Pobre habilidad en el manejo del estrés y las emociones negativas con falsos estilos de afrontamiento que sostienen en la adicción.
- Dificultades para expresar los sentimientos.
- Escasa tolerancia a la frustración.
- Dificultad de planear y de mantener metas a largo plazo, muchas veces presencia de proyectos utópicos.
- Suelen ser impulsivas en la resolución de problemas.
- Extremismo, oscilan entre lo blanco y lo negro sin matices
- Tienen comportamientos compulsivos.
- Cuando deben dejar una adicción suelen sustituirla por otra.
No obstante estos rasgos muy generales que solemos encontrar en diferentes adictos, es importante tener en cuenta que la construcción de una “personalidad adictiva” presenta tantas aristas que atentan contra la precisión del constructo. O bien hacemos una caricatura muy pobre o bien una estructura tan compleja que no puede adaptarse funcionalmente a los requerimientos de la investigación y la práctica clínica.
Como consecuencia, será mucho más operativo definir la personalidad adictiva como un resultado de la alteración de la personalidad causada por un proceso de adicción.
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