La personalidad tipo D
Una personalidad consecuencia del distrés y las emociones negativas.
Partiendo de la consideración de la abundante documentación que relaciona las emociones negativas —depresión, ira y ansiedad— con un aumento de los riesgos de sufrir un episodio coronario agudo, a finales de la década del ’90 Denollet y Brutsaert concluyeron que:
la presencia de una combinación de afectividad negativa e inhibición social permitiría predecir dichos episodios agudos, independientemente de los factores de riesgo tradicionalmente conocidos
Esta combinación de afectividad negativa e inhibición social permanece en las personas en un modo de regresión múltiple, aún después que las variables del estado de humor han desaparecido.
Este tipo de personalidad se caracteriza por la supresión crónica de las emociones negativas.
Y se constituiría como un perfil de personalidad predictor independiente las CHD en la medida en que:
1. La inhibición de la expresión emocional puede desarrollar enfermedad coronaria y desencadenar eventos agudos (como en el caso ampliamente documentado de la ira reprimida)
2. La depresión y la inhibición social son factores que pueden aumentar la mortalidad por un evento coronario agudo.
Podemos definir las variables en juego de la personalidad de distrés del siguiente modo:
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La inhibición social consiste en la tendencia a inhibir la expresión de las emociones en las conductas de interacción social.
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La afectividad negativa es un estilo de enfrentamiento que señala diferencias individuales en distrés psicológico, queja somática y autoconcepto. Y que también presenta sentimientos subjetivos de tensión, ansiedad, ira y tristeza.
La propuesta de Denollet es atender al interjuego de ambas, inhibición social y afectividad negativa, para la construcción de este perfil de riesgo cardíaco.
La relación entre la personalidad tipo D y las enfermedades coronarias
La personalidad tipo D está fuertemente relacionada con la mortalidad en pacientes coronarios.
En particular en aquellos que ya han sufrido un infarto de miocardio y bajo este patrón están en mayor riesgo de padecer un segundo episodio agudo.
Pero, además una personalidad tipo D también promovería la enfermedad coronaria de modo indirecto a través de:
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conductas nocivas a la salud coronaria, como el tabaquismo, el sedentarismo y el alcoholismo
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una incidencia negativa en la adherencia a los tratamientos de rehabilitación médica y psicológica de las personas coronarias.
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afectando la calidad del apoyo social potenciando el estrés psicológico de la enfermedad coronaria, perjudicando la comunicación con el equipo de rehabilitación dificultando el tratamiento efectivo de la enfermedad.
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un elevado nivel de estrés psicosocial crónico de las personas coronarias con perfil tipo D que aumentaría el riesgo a sufrir isquemia de miocardio, arritmias ventriculares y eventos agudos fatales.
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